viernes, 6 de abril de 2012

DESCOLGUEMOS AL CRISTO DE LA CRUZ.

Hay una saeta que la canta Joan Manuel Serrat y que en una de sus estrofas dice así...
Quién me presta una escalera para subir al madero,para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno.

Y cada semana santa me imagino que ya no es necesario escenificar ese vía crucis pues todo el mundo ha comprendido que Jesús representó para la humanidad lo que hacemos continuamente con varios de nuestros mejores valores internos

Cristo representa en nosotros la facultad de obrar milagros,la dulzura, la bondad, la comprensión , la fe, la generosidad, el valor,la entrega, la capacidad de sanar,de revivificar.A través de su imagen se puede vislumbrar que las personas estamos dotadas de virtudes que engrandecen nuestro género.
Al margen de todo los hechos que acontecieron en aquella época hay una segunda historia.La que se cuenta de forma sutil, la que se tiene que interpretar por su simbolismo.La pasión y muerte de Jesús es una demostración física de lo que en su conjunto representa ese personaje.

Cuando observo las imágenes en las que un hombre lleva a cuestas un madero vuelvo a invitar a quienes así lo deseen a meditar qué parte de ti, de nosotros está arrastrando esa pesada carga.Imagino que somos todos los que estamos transportando esa cruz y que lo hacemos porque no hemos creído verdaderamente que somos hijos de “el altísimo”,igual que no lo creyeron los Fariseos esa otra parte de nosotros que se rige por otro tipo de poder que muestra lo que cotidianamente yo reconozco como miedos.Esos temores que están cuando el hombre no cree en su propia bondad o no alcanza a percibir que un milagro consiste simplemente en mantener la alegría de vivir ya que de ella nacen las ilusiones y las ganas de hacer cosas nuevas y diferentes.De la pasión por la vida surge la necesidad de experimentar y también el deseo de compartir.
Enumerar cada uno de las consecuencias que emergen por tener despierta la alegría en nuestras vidas es bastante extenso pero si cada uno de nosotros hacemos un alto para pensar en ello,quizás pondríamos más empeño en para que nunca nos arrebaten ese sentimiento.

Pero también se puede voltear la mirada hacia la escenificación de la historia un hombre al cual se le conoce como Jesús de Nazaret y ver cuáles fueron las consecuencias de mancillar ,vapulear y despreciar todo lo que él representaba.Esa es otra forma de ver qué ocurre cuando negamos la identidad de la pureza de nuestro ser.
Lo mismo ocurre con nosotros cuando en vez de pasear por la vida a nuestro Cristo interno vamos arrastrando una cruz.Sentimos que llevamos una pesada carga y que somos incapaces de avanzar .La existencia se convierte en un camino en donde la agonía , el dolor y el desamparo forman parte de lo habitual, de lo cotidiano.

En cada uno de nosotros anida la fuerza de coger unas escaleras , es decir de elevarse por encima de las circunstancias que se nos presentan y tener la mirada enfocada hacia esas facultades que palpitan a flor de piel.En los aposentos de nuestro Cristo interno podemos encontrar la comprensión de porqué vivimos determinadas situaciones y recoger de ese lugar la fe y el valor que necesitamos para pasar página y vivir otro tipo de acontecimientos.
Esa puede ser una forma simbólica de quitarle los clavos a quién tenemos en el madero que en definitiva somos nosotros mismos y quizás las próximas semanas santas puedan ser representadas con la calles llenas de flores y con la gente cantando himnos de alegría porque por fin comprendimos que en una ocasión vino un ser a la tierra inundándola de ejemplos de cómo somos y de lo que podemos hacer con ello...

Maribel Bermúdez.Crecimiento Activo.Creando Conciencia.

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